sábado, 20 de mayo de 2017

La enseñanza que nos deja El guardián entre el centeno

Estoy atrapado en una habitación y dado que no podré moverme por un buen tiempo, he decidido materializar un proyecto que hace unas semanas ronda en mi mente. Este aborda la obra de J.D. Salinger, El guardián entre el centeno. Un libro extraordinario. Sobre todo, por la forma en que está narrado y el mensaje final que entrega.



Para quienes no lo han leído, les comento que la novela aborda la historia de un muchacho, llamado Holden Caulfield, que es expulsado de Pency por su mal rendimiento académico.

Así, inicia un largo recorrido que tiene como destino su propia casa.  Sin embargo, nos daremos cuenta que Caulfield, no llega al hogar y  en cambio vaga por Nueva York.

Mientras avanzan las páginas, creemos que la historia en sí, no ha empezado y que falta un acontecimiento para que el protagonista escoja un objetivo.


 En ese punto reside lo extraordinario y a la vez desconcertante del escrito. Pues, Holden carece de una misión clara. Es una veleta que gira según soplan los vientos y se ve plasmado, cuando pregunta ¿a dónde van los patos del lago en invierno?

Aquel cuestionamiento me mantuvo intrigado durante la lectura. Hasta que terminé el libro y me di cuenta que el invierno simboliza las dificultades por las que transita el joven y las aves son una representación de este muchacho,  buscando mejores circunstancias que le permitan ser feliz.

Ya en el final del libro, vemos que este hombrecito perdió el horizonte de forma completa.

Arriba a  la casa de los padres y  habla con su hermana, Phoebe. La niña le dice, con cierta melancolía,  que "a ti no te gusta nada"

A lo que Holden responde que si le agrada algo, o más bien le gustaría tener una ocupación. Esta es, convertirse en el guardián entre el centeno. Para sentarse en el límite del precipicio, cercano al lugar donde los niños juegan en el vergel, con la meta de salvarlos, cuando estén a punto de cruzar el límite y caer.



Luego de esa conversación, acude al hogar de un maestro que le da un consejo.  El cual consiste en que hay una gran diferencia entre las personas sensatas e insensatas.  Las segundas toman una causa y mueren por ella y en cambio las primeras escogen una misión, pero la siguen, hasta el final, de forma humilde.

Increíblemente, a pesar de que esas dos piezas de la trama se encuentran establecidas,  notamos que Holden quiere cambiar su vida de forma idealizada. Cuya iniciativa  podría llevarlo a una perdición total.

En consecuencia,  le anuncia a Phoebe, a través de una nota, que se irá al oeste de Estados Unidos. No obstante aquí ocurre algo que el muchacho nunca previó, la niña quiere irse con  él. 



De ese modo, se activan los dos hechos propuestos anteriormente. Él debe ser el guardián entre el centeno y tiene que buscar un cometido claro en su vida, intentando no morir en el intento.

Entonces, persuade a la hermana para que se quede y no malgaste el tiempo, en caminos que nunca darán frutos.


Aquel punto de quiebre también le ayuda a Holden a tomar la decisión de permanecer en la casa, junto a probar suerte en las asignaturas del colegio y descubrir sus verdaderos talentos.

He de señalar que  el libro trata de una realidad humana impresionante. La cual se evidencia en la falta de rumbo que pueden tener nuestras vidas, ante momentos difíciles. Por ello,  la obra nos invita a preguntarnos sobre qué queremos realmente y asegurarnos de tener ese conocimiento listo, en el minuto de tomar las decisiones, que marcarán nuestras vidas para siempre.